Las generaciones actuales piensan, sienten y actúan de forma distinta a las generaciones de los padres y aún más la de los abuelos. Actualmente, se vive tiempos frenéticos, desafiantes, agotadores y estresantes. El estrés puede ser el impulso inicial para activarse y motivarse; no obstante un exceso de éste limita el uso de los recursos, que en circunstancias de calma se puede mostrar lo mejor de uno mismo. (Maurice et al., 2018)
Esta época es más exigente, tanto para los padres, como para los hijos. Se ha incrementado los estímulos que influyen sobre los individuos, nos rodea mayores fuentes de distracción, se cuenta con más rutas de acceso a la información, entre otros. Es necesario identificar y reforzar las capacidades de autorregulación para sobrellevar las exigencias del entorno.
La autorregulación puede ser descrita como la capacidad para fijar metas, monitorear el progreso, evaluar y reflexionar de manera objetiva, resaltando las fortalezas y tomando en cuenta los aspectos a mejorar; asimismo es la capacidad para usar adecuadas estrategias para solucionar las dificultades (Zimmerma, 1994 citado en Shanker, 2013)
Según Vohs et al. (2011) la autorregulación es la capacidad para alcanzar y mantener un nivel óptimo de energía al ejecutar una actividad, también para supervisar, evaluar y modificar los pensamientos y emociones.
Asimismo, para entender las variables implicadas en las dinámicas sociales y actuar en función a éstas.
En este sentido, la autorregulación es importante para que los individuos, y en particular los hijos, respondan de manera eficaz y eficiente a los desafíos de los tiempos actuales. Es por ello que para identificar el nivel de desarrollo de esta capacidad se enumerará algunas conductas esperadas que dan muestra de una buena autorregulación en los niños. (Shanker, 2013).
Esta guía de conductas esperadas de autorregulación brindará una luz a los padres para evaluar las capacidades actuales de los hijos y para identificar aquellas conductas que necesite mejorar.
A nivel físico:
- Es saludable, dado que cuenta con un sistema inmunológico fuerte.
- Tiene suficiente energía para despertar y la mantiene durante el día para desarrollar sus actividades.
- Es capaz de seguir rutinas que refuerce el bienestar físico (ejercicios, alimentación balanceada, duerme las horas necesarias).
- Participa en actividades que involucra movimientos regulados del cuerpo, tanto de los miembros superiores como inferiores.
A nivel emocional:
- Es capaz de manejar las emociones desagradables; por ejemplo miedo, enojo, tristeza.
- Después de experimentar situaciones adversas se recupera y sigue adelante de forma positiva.
- Muestra interés para colaborar y participar en actividades con otros.
- Evidencia interés para crear e involucrarse en actividades novedosas.
A nivel social:
- Evidencia recursos para comprender sus sentimientos e intenciones.
- Es capaz de comprender los sentimientos e intenciones de los demás.
- Actúa adecuadamente en función a los sentimientos e intenciones de los otros.
- Comunica con claridad sus sentimientos y pensamientos, respetando los de los demás.
- Muestra buen sentido del humor tomando en cuenta el respeto hacia los demás.
- Es un buen oyente.
A nivel cognitivo:
- Toma en cuenta puntos de vistas distintos a los propios.
- Es capaz de planificar una actividad en pasos y ejecutarlos siguiendo el orden establecido.
- Durante el desarrollo de una actividad es capaz de monitorear y evaluar el desempeño .
- Entiende las causas y consecuencias.
- Reconoce sus logros y los de los demás.
- Acepta los errores y aprende de estos.
- Reconoce los aspectos que necesita mejorar.
- Presenta buen manejo del tiempo.
- Utiliza los recursos con los que cuenta para lograr los objetivos.
- Muestra un pensamiento flexible que le permite cambiar la ruta de trabajo según la necesidad.
Autora: Psi. Erika Barrio Ayulo
Jefa Técnica del Servicio de Psicología del
Instituto para el Desarrollo Infantil ARIE