Es la capacidad de determinar dónde está un problema y atribuirlo a sus causas verdaderas. Es importante que los niños aprendan a definir los problemas desde edades tempranas para establecer las correctas acciones posteriores y poder resolverlo.
Hay varias formas para estimular el pensamiento causal, algunas de ellas son:
- Establecer relaciones causales por exploración al manipular juguetes.
- Identificar la causa de un hecho físico. Ejemplo: Si se me cae un vaso de cristal al suelo se rompe.
- Identificar la causa de un efecto tipo físico. Ejemplo: me pongo la chaqueta porque tengo frío.
- Predecir hechos concretos de la rutina de la vida diaria. Ejemplo: Me lavo los dientes después de comer.
- Comprender las emociones en las relaciones causa efecto. Ejemplo: Está molesto porque le han quitado algo.
- Establecer relaciones causales conductuales. Ejemplo: Si compro algo en el kiosco, tengo que pagar.
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