Apoyo familiar en el aprendizaje de niños con trastornos específico del lenguaje en los primeros años (parte 2)

Aprendizaje, TEL, niños, abuelos

Nuestra gran preocupación como padres se centra en que nuestros hijos pequeños aprendan las letras, números y de que sean capaces de leer… Tal vez hasta nos proyectamos a una competencia sobre si sabe o conoce más cosas que otros niños de su edad. Pero tengamos presente que el proceso lector y el área académica es un proceso complejo que requiere de fundamentos que es el momento que sigamos potenciando para consolidar metas a largo plazo.  

 

Por lo que es imprescindible el reconocimiento de las partes del cuerpo; iniciamos pidiendo que señale de forma gradual y precisa, teniendo presente que enseñamos de arriba hacia abajo e incorporando que señale las partes del cuerpo de otra persona, como la de su hermano o la de mamá. Posteriormente incorporamos la utilidad de las mismas mencionando: ¿Para qué son los ojos?, ¿Para qué es la nariz?

Otro de los elementos principales que debemos orientar desde casa es el aprendizaje de los colores empezando por los primarios, una idea es iniciar con el rojo y que relacione sus juguetes y prendas de vestir con el color que estemos trabajando e incorporando a su aprendizaje en función del contexto, podemos solicitar “busca tu polo rojo”, “trae el carro rojo”, “usemos tu vaso rojo” luego adicionamos el color azul y amarillo, teniendo presente que nuestro trabajo es gradual pero constante. 

Desde casa nos preocupamos porque conozca los números, pero antes debemos enfocarnos gradualmente de que sea capaz de contar siguiendo el orden esperado primero del 1 al 3, luego del 1 al 5; luego pedimos del 1 al 7 y posteriormente del 1 al 9, este proceso gradual lo debemos relacionar con actividades cotidianas donde el niño va interactuando con elementos domésticos en donde podamos solicitarle elementos que él pueda contar y traernos como: “trae dos polos rojos”; “pásame dos tomates”, busca por favor tres limones verdes”. 

aprendizaje colores

 Cuando nos demos cuenta que ya existe la capacidad de contar palabras en oraciones cortas empezamos a jugar aplaudiendo por palabras y contando a la vez, por ejemplo: “el niño; ¿Cuántas palabras hay?”; “el oso amarillo”, ¿Cuántas palabras hay?, “el carro es azul”, ¿Cuántas palabras hay?.

Siendo una gran preocupación el ámbito lector iniciamos en casa potenciando la capacidad de identificación de símbolo u objetos en el que el pequeño sea capaz de reconocer lugares y funciones de ese lugar, esto potencia la primera etapa del desarrollo lector, así mismo es significativo que adquieran que reconozcan figuras geométricas y que las asocien con elementos presentes en su entorno, por ejemplo: ¿a qué se parece la puerta?; ¿a qué se parece el reloj?; ¿a qué se parece el techo? 

En este sentido las estrategias que apliquemos son vitales y necesarias en todos los ámbitos, las cuales pueden ampliarse mucho más y ser más específicas de acuerdo a las necesidades individuales de nuestros peques, por ello todo la intervención conlleva un acompañamiento no sólo terapéutico sino de orientación escolar al docente y a quienes acompañan más de cerca el perfil de desarrollo pedagógico en el que se deben generar espacios de diálogo en que se socialicen estrategias convenientes y motivadoras que favorezcan la necesidad del niño.

Por lo que es importante considerar los pilares estratégicos de la familia ante las características presentadas, las cuales deben enfocarse en:

Finalmente, como factores claves de éxito para ello son la disciplina familiar con respecto al tratamiento propuesto, disposición a realizar cambios en nuestra forma de comprender el diagnóstico; naturalizar las estrategias propuestas del tratamiento desde el hogar y en el entorno social del niño teniendo una comprensión empática hacia nuestro hijo con respecto a requerir asesoría técnica oportuna.

 

Francisco Javier Ruiz Aldama

Coordinador del Servicio de Terapia de Aprendizaje ARIE Villa El Salvador